Estos dos dibujos fueron ideados principalmente para ser convertidos en figuritas, bien modeladas y pintadas. Pero debido a las partes tan finas y alargadas de las que se componen, nuca se llevaron a cabo.
Fénixs se han hecho muchos, sin embargo, yo quería que el mio fuese esbeltísimo. El cuello, largo. El pico fino, al igual que las patas, y las alas lo más abiertas posibles.
El germen mismo de la idea ya imposibilitaba su conversión a una figura real.
Por otro lado, al robot quise darle una mirada bastante humana. En este caso quise que se mostrase perdido mirando un cartel, un tanto anticuado, como de latón viejo. Lejos de ser una máquina perfecta y avanzada.
De ahí que me opusiese a hacerlo robusto, mas bien lo opuesto; los miembros frágiles, los ojos y las manos grandes (manos de trabajador). Finalmente quedó incompleto y aun espera un fondo y algunos toques más que quizás nunca lleguen.